De una historia que fácilmente podría ser adaptada a un guión de ficción es la que protagoniza Milena Peláez Pérez (42), una mujer que decidió emprender un nuevo camino lleno de triunfos en tierras japonesas hace diecisiete años. Sin imaginar que llegaba enfrentar una terrible realidad que la pondría en manos de la mafia internacional de los Yakuza, pero que al final logró vencer a la adversidad.
¿En qué parte de Trujillo vivía y con quienes?
Mi casa está en la urbanización Trupal -a espaldas de la Universidad Nacional de Trujillo-. Antes de mi viaje convivíamos mis padres, un tío y los seis hermanos juntos. Yo soy la segunda. Actualmente viven mis padres junto a dos de mis hermanas menores (de 27 y 22 años), pues los mayores son casados e independientes, e incluso, uno vive hace once años en Chile.
¿Qué es lo que más extraña de su ciudad natal?
Principalmente a mi familia, debido al apoyo y el calor que brindan cuando realmente los necesitas. Es una ayuda incondicional. Más que la misma ciudad (Trujillo), podría decir que extraño Huanchaco, porque muy joven era mi pasatiempo preferido, a pesar de no vivir cerca de la playa me las ingeniaba para ir por lo menos un fin de semana a tomar colorcito. Mis amigos y yo lo considerábamos nuestro lugar favorito para pasarla bien y festejar, así no hubiese un buen motivo.
¿Aún mantiene contacto con esas amistades?
La verdad, de toda la gente con la que pasé divirtiéndome la mayor parte de mi juventud. Solo mantengo contacto telefónico con Patricia Calaca, una de mis amigas que aún vive en Trujillo. Lo que me pude enterar por medio de ella y familiares, es que muchos de mis conocidos, tuvieron diferentes destinos: algunos no les fue bien en la vida y a otros afortunadamente alcanzaron estable situación económicamente, en su mayoría ya son padres de familia y unos cuantos dejaron el mundo terrenal para pasar a una mejor.
¿A qué edad viaja a Japón y por qué?
Viajé a los veintiséis años (1992), luego de que cerrara un pequeño negocio por insolvencia e hiciese contacto con un “amigo” (Humberto Huertas), que conocí por medio de otra persona. Necesitaba buscar un modo más rápido de generar ingresos y juntar el capital necesario para formar una empresa propia en mi país. Huertas (un contratista), es el que me propone viajar a Japón para trabajar en una fábrica de autopartes junto a seis chicas más. Todas trujillanas.
¿A qué lugar de Japón llegó? ¿Quién la recibió?
Llegué al aeropuerto de Narita en Tokio. Quien nos recibió fue mi empleador, dueño de la fábrica Kubota a donde llegábamos a laborar por medio año. Sueño que sólo duró una semana, pues luego y con engaños nos llevaron a Hiroshima ( a 10 horas de Narita), para luego hacer negocios sucios con nosotras. Afortunadamente en el tren que nos transportaban me encontré casualmente con una amiga peruana Mirtha Viteri, quien vivía en Nagoya y me dio su número para que la buscase cuando quisiera. Lo guardé como oro presintiendo lo malo que venía.
¿A qué se refiere con negocios sucios?
La persona que nos llevó desde acá, estaba vinculada con la mafia de los Yakuza y el contrato que nos había hecho era falso, pues esa fábrica trabajaba con poco personal que mantenía las apariencias. El dueño era integrante de la organización y cuando nos llevaron a otro lugar, era para sumergirnos en la prostitución en una especie de nigth club clandestino junto a otras latinas, fue terrible. La peor etapa de mi vida.
¿Llegó a ejercer la prostitución en medio del cautiverio?
Gracias a Dios, nunca lo hice porque mis pocos conocimientos del idioma, permitieron que capte una conversación de los hombres que nos resguardaban, en donde decían que a los japoneses les gustaban las latinas, pero que si las ven muy “locas” (extrovertidas), no las preferían y buscaban a una tranquila. Y lo que hice la primera noche fue eso, tomé casi una botella de whisky e hice un show, quebrando vasos y subiéndome en las mesas a bailar a sabiendas que me esperaba un castigo por el mal comportamiento.
¿En qué consistía el castigo?
Me encerraron por tres días en una habitación solo con una sábana (en pleno invierno), una bolsa de tomates (para alimentarme), una dosis de heroína (inyectable), otra de cristal (parches) y una de hashi (inhalante). Drogas altamente adictivas, porque les conviene tener a chicas adictas para así no darles nada de dinero y se sometan fácilmente a vejaciones. Si necesitaba ir al baño, tenía que hacer mis necesidades en una especie de silo, en aquel entonces consumí las drogas para olvidarme del frio que me mataba, pero no volví a hacerlo nunca más.
¿Cómo logra escapar?
Por mi comportamiento quedé fuera del negocio y solo limpiaba el lugar. Nos tomó cerca de un mes elaborar un plan para identificar dónde tenían nuestros pasaportes, el acceso a la salida y para embriagar al hombre que nos cuidaba para finalmente fugar de allí junto con las otras chicas. Cuando el guardián estuvo borracho, una de ellas tuvo que mantener relaciones con el hombre mientras que nosotras rescatábamos los pasaportes. Cada una fugó corriendo con lo que tenia puesto y tomó el primer tren que se cruzó, sin rumbo.
¿De qué manera empezó su nueva vida?
Viajé por siete horas y sin planearlo llegué a la ciudad de Fuji, entonces llamé a mi amiga para contarle lo sucedido y que por favor me apoyara. Me dijo que la espere tres días para que vaya a verme, debí esperar sentada en la banca de un parque y durmiendo bajo un puente. Al tercer día conocí a dos jóvenes (iraníes) que me ayudaron, llevándome a su departamento mientras que mi amiga viniera a verme. Pasaron dos semanas hasta la llegada de Mirtha, trabajaba limpiando el apartamento. Hasta que logré salir, pero uno de los jóvenes no dejó de comunicarse conmigo.
¿Cuál fue su primer empleo?
Fue de mesera de un karaoke en la ciudad de Nagoya, cuya dueña era Modyn Jo, con la que trabajé por más de seis años y fue la persona que me ayudó incondicionalmente para salir adelante. Tenía un sueldo fijo, pero ella me colocó en dos institutos para aprender a realizar masajes. Luego, conseguí trabajo en una fábrica de circuitos: Vento, en donde percibía mejor sueldo y ya me permitía pagar mi departamento ahorrar y mandarle más dinero a mamá.
¿Alguna vez se ha sentido discriminada?
Muchas veces, los japoneses son muy despectivos con los latinos y especialmente a los peruanos los identifican como personas de mal vivir. Pero también pude hacerle frente a la situación cambiando mi look por algún tiempo, así parecía de procedencia norteamericana o europea, logré un mejor trato, ya que son rasgos muy respetados y honrados por la gente oriental.
¿El lugar mejor lugar que recuerda?
Definitivamente es el monte Fuji en Shizuoka-Tokio por su impresionante vegetación y nevado, además está rodeado de hermosos paisajes naturales y centros de recreación como Disneyland, un zafari artificial, hoteles, etc.
¿Cuáles son las metas que ha alcanzado?
Lo primero fue, encontrar un trabajo estable, tengo más de diez años trabajando para la misma empresa, he conseguido ahorrar dinero, pero aún no deseo regresar por el hecho de brindarle una mejor educación para mi hija que nació hace un año, fruto del amor que surgió con aquel joven iraní que me rescató en Fuji, sueño que también se cumplió. Sé que en algún momento regresaré a mi Perú a reunirme con mi gente para siempre.
¿La crisis económica mundial ha afectado la situación?
Definitivamente, han ocurrido muchas reducciones de personal por diversos motivos, los más afectados son los emigrantes ilegales, pues representan un riesgo para la solvencia de las empresas al obtener multas por emplearlos. Entonces se han optado medidas de capacitación para su propia gente que desee trabajar por los mismos sueldos bajos. Por lo pronto, se viene dando una subvención de desempleado a las personas financiada por el mismo gobierno.
¿En qué parte de Trujillo vivía y con quienes?
Mi casa está en la urbanización Trupal -a espaldas de la Universidad Nacional de Trujillo-. Antes de mi viaje convivíamos mis padres, un tío y los seis hermanos juntos. Yo soy la segunda. Actualmente viven mis padres junto a dos de mis hermanas menores (de 27 y 22 años), pues los mayores son casados e independientes, e incluso, uno vive hace once años en Chile.
¿Qué es lo que más extraña de su ciudad natal?
Principalmente a mi familia, debido al apoyo y el calor que brindan cuando realmente los necesitas. Es una ayuda incondicional. Más que la misma ciudad (Trujillo), podría decir que extraño Huanchaco, porque muy joven era mi pasatiempo preferido, a pesar de no vivir cerca de la playa me las ingeniaba para ir por lo menos un fin de semana a tomar colorcito. Mis amigos y yo lo considerábamos nuestro lugar favorito para pasarla bien y festejar, así no hubiese un buen motivo.
¿Aún mantiene contacto con esas amistades?
La verdad, de toda la gente con la que pasé divirtiéndome la mayor parte de mi juventud. Solo mantengo contacto telefónico con Patricia Calaca, una de mis amigas que aún vive en Trujillo. Lo que me pude enterar por medio de ella y familiares, es que muchos de mis conocidos, tuvieron diferentes destinos: algunos no les fue bien en la vida y a otros afortunadamente alcanzaron estable situación económicamente, en su mayoría ya son padres de familia y unos cuantos dejaron el mundo terrenal para pasar a una mejor.
¿A qué edad viaja a Japón y por qué?
Viajé a los veintiséis años (1992), luego de que cerrara un pequeño negocio por insolvencia e hiciese contacto con un “amigo” (Humberto Huertas), que conocí por medio de otra persona. Necesitaba buscar un modo más rápido de generar ingresos y juntar el capital necesario para formar una empresa propia en mi país. Huertas (un contratista), es el que me propone viajar a Japón para trabajar en una fábrica de autopartes junto a seis chicas más. Todas trujillanas.
¿A qué lugar de Japón llegó? ¿Quién la recibió?
Llegué al aeropuerto de Narita en Tokio. Quien nos recibió fue mi empleador, dueño de la fábrica Kubota a donde llegábamos a laborar por medio año. Sueño que sólo duró una semana, pues luego y con engaños nos llevaron a Hiroshima ( a 10 horas de Narita), para luego hacer negocios sucios con nosotras. Afortunadamente en el tren que nos transportaban me encontré casualmente con una amiga peruana Mirtha Viteri, quien vivía en Nagoya y me dio su número para que la buscase cuando quisiera. Lo guardé como oro presintiendo lo malo que venía.
¿A qué se refiere con negocios sucios?
La persona que nos llevó desde acá, estaba vinculada con la mafia de los Yakuza y el contrato que nos había hecho era falso, pues esa fábrica trabajaba con poco personal que mantenía las apariencias. El dueño era integrante de la organización y cuando nos llevaron a otro lugar, era para sumergirnos en la prostitución en una especie de nigth club clandestino junto a otras latinas, fue terrible. La peor etapa de mi vida.
¿Llegó a ejercer la prostitución en medio del cautiverio?
Gracias a Dios, nunca lo hice porque mis pocos conocimientos del idioma, permitieron que capte una conversación de los hombres que nos resguardaban, en donde decían que a los japoneses les gustaban las latinas, pero que si las ven muy “locas” (extrovertidas), no las preferían y buscaban a una tranquila. Y lo que hice la primera noche fue eso, tomé casi una botella de whisky e hice un show, quebrando vasos y subiéndome en las mesas a bailar a sabiendas que me esperaba un castigo por el mal comportamiento.
¿En qué consistía el castigo?
Me encerraron por tres días en una habitación solo con una sábana (en pleno invierno), una bolsa de tomates (para alimentarme), una dosis de heroína (inyectable), otra de cristal (parches) y una de hashi (inhalante). Drogas altamente adictivas, porque les conviene tener a chicas adictas para así no darles nada de dinero y se sometan fácilmente a vejaciones. Si necesitaba ir al baño, tenía que hacer mis necesidades en una especie de silo, en aquel entonces consumí las drogas para olvidarme del frio que me mataba, pero no volví a hacerlo nunca más.
¿Cómo logra escapar?
Por mi comportamiento quedé fuera del negocio y solo limpiaba el lugar. Nos tomó cerca de un mes elaborar un plan para identificar dónde tenían nuestros pasaportes, el acceso a la salida y para embriagar al hombre que nos cuidaba para finalmente fugar de allí junto con las otras chicas. Cuando el guardián estuvo borracho, una de ellas tuvo que mantener relaciones con el hombre mientras que nosotras rescatábamos los pasaportes. Cada una fugó corriendo con lo que tenia puesto y tomó el primer tren que se cruzó, sin rumbo.
¿De qué manera empezó su nueva vida?
Viajé por siete horas y sin planearlo llegué a la ciudad de Fuji, entonces llamé a mi amiga para contarle lo sucedido y que por favor me apoyara. Me dijo que la espere tres días para que vaya a verme, debí esperar sentada en la banca de un parque y durmiendo bajo un puente. Al tercer día conocí a dos jóvenes (iraníes) que me ayudaron, llevándome a su departamento mientras que mi amiga viniera a verme. Pasaron dos semanas hasta la llegada de Mirtha, trabajaba limpiando el apartamento. Hasta que logré salir, pero uno de los jóvenes no dejó de comunicarse conmigo.
¿Cuál fue su primer empleo?
Fue de mesera de un karaoke en la ciudad de Nagoya, cuya dueña era Modyn Jo, con la que trabajé por más de seis años y fue la persona que me ayudó incondicionalmente para salir adelante. Tenía un sueldo fijo, pero ella me colocó en dos institutos para aprender a realizar masajes. Luego, conseguí trabajo en una fábrica de circuitos: Vento, en donde percibía mejor sueldo y ya me permitía pagar mi departamento ahorrar y mandarle más dinero a mamá.
¿Alguna vez se ha sentido discriminada?
Muchas veces, los japoneses son muy despectivos con los latinos y especialmente a los peruanos los identifican como personas de mal vivir. Pero también pude hacerle frente a la situación cambiando mi look por algún tiempo, así parecía de procedencia norteamericana o europea, logré un mejor trato, ya que son rasgos muy respetados y honrados por la gente oriental.
¿El lugar mejor lugar que recuerda?
Definitivamente es el monte Fuji en Shizuoka-Tokio por su impresionante vegetación y nevado, además está rodeado de hermosos paisajes naturales y centros de recreación como Disneyland, un zafari artificial, hoteles, etc.
¿Cuáles son las metas que ha alcanzado?
Lo primero fue, encontrar un trabajo estable, tengo más de diez años trabajando para la misma empresa, he conseguido ahorrar dinero, pero aún no deseo regresar por el hecho de brindarle una mejor educación para mi hija que nació hace un año, fruto del amor que surgió con aquel joven iraní que me rescató en Fuji, sueño que también se cumplió. Sé que en algún momento regresaré a mi Perú a reunirme con mi gente para siempre.
¿La crisis económica mundial ha afectado la situación?
Definitivamente, han ocurrido muchas reducciones de personal por diversos motivos, los más afectados son los emigrantes ilegales, pues representan un riesgo para la solvencia de las empresas al obtener multas por emplearlos. Entonces se han optado medidas de capacitación para su propia gente que desee trabajar por los mismos sueldos bajos. Por lo pronto, se viene dando una subvención de desempleado a las personas financiada por el mismo gobierno.